La primera vez de...
EL PIERCING
En algunas culturas, el piercing está asociado a técnicas decorativas, como los tatuajes, la colocación de aros en el cuello o anillos y cintas para comprimir los genitales, o a prácticas religiosas. Así, los seguidores de ciertas religiones tradicionales asiáticas realizan un piercing ritual en las mejillas y la lengua para dar testimonio de su estado de trance. Piercings similares han sido documentados entre los sufistas, una corriente mística del islam y algunas variantes del hinduismo.
Pero estos rituales o ceremonias también eran habituales entre los nobles mayas, que agujereaban sus lenguas y genitales como parte de un ritual sangriento, mientras que los fieles devotos se perforaban la piel en las festividades religiosas. Mediante estas prácticas pretendían romper los límites del ego y trascender alcanzando otros estados de conciencia. Los indios americanos compartían el mismo concepto místico y realizaban danzas rituales suspendidos mediante artilugios que se atravesaban en la piel.
Aunque se sabe poco sobre estas técnicas en el siglo XIX y principios del XX, existen evidencias que indican que los piercings en la lengua, los pezones y los labios eran habituales en Alemania después de la Segunda Guerra Mundial.
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